domingo, 29 de noviembre de 2020

De moda: Cambios de nombre en los estadios.


- Cada vez es más común contemplar constantes cambios en los nombres de los diferentes estadios del mundo, bien sea por mero homenaje a un profesional del deporte, otro tipo de personajes populares, por nueva construcción o mudanza o por motivos comerciales.
La última opción se está convirtiendo en la más reiterada, pues muchos clubes adquieren ingresos extras gracias a los patrocinios de las diferentes empresas que van lanzando propuestas. A mi es algo que me irrita bastante.

Sin embargo me conmueve y entiendo que el cambio sea para homenajear a alguien trascendental, como es el caso del Johan Cruyff Arena del Ajax o el de San Paolo, pues tras el reciente fallecimiento de Diego Armando Maradona, la cancha del Nápoles cambiará de nombre en honor al legendario futbolista.

El Real Madrid homenajeó en su día al ex-presidente y jugador Don Santiago Bernabéu, así como San Siro pasó a llamarse Giuseppe Meazza. Luego hay casos como el de Alfonso Pérez, que sin haber jugado en el Getafe, y solo por el mero hecho de ser vecino del municipio madrileño, mereció que su nombre fuera escenario deportivo.

Reitero que lo que más me indigna son los ejemplos de estadios que ceden sus nombres a cambio de publicidad, como es evidente, por una buena inyección económica. Este hecho se está dando mucho en el fútbol, y parece que va a peor.
Tenemos varios ejemplos en España. La Real Sociedad construyó Anoeta hace más de veinte años para que su campo sea hoy en día conocido como Reale Arena. El Celta otorga compañía a Balaídos con la empresa banquera de Abanca, al igual que hizo el Deportivo de La Coruña, que juega en el Abanca Riazor.

El que más me llama la atención es el R.C.D. Espanyol, ese histórico club que jugaba en Sarriá y que por construcción, mudanza y ganancias cambió el nombre de su sede como si de un empresario que delinque se tratase. La transformación siguió los siguientes pasos: Sarriá, Montjuïc, Cornellá y RCDE Power8 Stadium... y todo eso en cosa de treinta años.

Otro caso peculiar es el del Atlético de Madrid, que construyó un hermoso estadio para hacer un guiño al pasado denominándolo Metropolitano, feudo anterior al mítico Vicente Calderón. Lo indignante es que Metropolitano acabaría siendo el apellido de Wanda, el nombre de la empresa china que mejora la economía del club de Manzanares.
San Mamés se mudó unos metros para convertirse en el "Nuevo San Mamés" o "San Mamés Barria", aunque siempre será conocido como "La Catedral". Lo de poner "Nuevo" ya es costumbre con otros equipos, como hizo el Valladolid con Zorrilla.

Algunos casos se me quedarán atrás, aunque mencionaré también cambios como los de Mestalla-Luis Casanova-Mestalla, El Madrigal-La Cerámica, El Sadar-Reyno de Navarra-El Sadar, Benito Villamarín- Ruiz de Lopera-Benito Villamarín, etc, etc, etc...

La preciosa obra de Anoeta pasó a denominarse Reale Arena en septiembre de 2019.


- Pero esta costumbre es mundial. He aquí varios ejemplos: Manchester City (Etihad Stadium), Bayern Múnich (Allianz Arena), Arsenal (Emirates Stadium), Borussia Dortmund (Signal Iduna Park), Swansea (Liberty Stadium),...

El caso es forrarse dando cambio al nombre al estadio. Cualquier compañía bancaria, aseguradora, farmacéutica, o de cualquier otro gremio, es capaz de sustituir un nombre histórico de la noche a la mañana. Ya me estoy imaginando una Romareda-Leche Pascual, Sánchez Pizjuán-Aceite Coosur, Anxo Carro-Pescanova o, ¿Quién sabe?, a lo mejor un Camp Nou-Casa Tarradellas.

Yo soy un romántico de la nostalgia del fútbol al que siempre le gustó La Rosaleda, Atocha, San Mamés, Balaídos, Martínez Valero, Las Gaunas, Mestalla, Carlos Belmonte o Ramón de Carranza. Ojalá no cambiase tanto el balompié. 

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