- Venerado por unos y rechazado por otros, Bilardo tuvo un breve paso por el fútbol español como entrenador del Sevilla C.F. Durante su estancia allí dejó uno de los episodios más sonados de la Liga Española, un capítulo denominado "Pisalo".
Se llama Carlos Salvador Bilardo, pero cariñosamente es conocido como "Narigón", bien sabéis por qué. Tuvo una brillante trayectoria como jugador que derivó en los banquillos para trasladar conocimientos a sus pupilos, y cuando llegó al Sevilla contó con dos alumnos aventajados por los que sentía devoción, Diego Armando Maradona y el "Cholo" Simeone.
Buena plantilla tenía aquel Sevilla de la campaña 92\93, aunque para nada desmerecía la del Deportivo de La Coruña, que contaba por entonces con Arsenio en el banquillo y jugadores como Bebeto y Mauro Silva.
Escenario Riazor, y otra vez como protagonista arbitral tenemos al balear Bartolomé Riera Morro, quien dirigía aquel Deportivo vs Sevilla un 6 de febrero de 1993. Aquel partido acabaría con 2-0 para los gallegos, pero ya en el minuto cinco del segundo tiempo ocurriría algo que daría mucho que hablar...
Los coruñeses ya iban ganando 1-0. Saque de banda para el Sevilla, el balón flota en el aire y Maradona trata de realizar una acrobática maniobra para golpear el esférico, pero por error, la bota del argentino pega en el rostro del zaguero deportivista Albistegui.
Se monta el lío y el masajista del Sevilla, Domingo Pérez, acude a socorrer al astro argentino. Se da cuenta de que Maradona está bien pero halla en el suelo a un Albistegui ensangrentado, por lo que actúa de buena fe y trata de sanarlo.
Quizás por el resultado adverso, el técnico Bilardo no reaccionó bien ante la solidaridad de su masajista, pero quienes conocen bien al "Narigón" saben de sobra que es muy competitivo. Totalmente fuera de sí, el entrenador sevillista empieza el espectáculo abroncando a su ayudante.
Analicemos el cabreo del argentino. Enfurecido y alocado, Bilardo se dirigió a Pérez de la siguiente manera: "¡Domingo, Domingo, a Diego, a Diegoooo!". Desesperado continuaría braceando y gritando: "En vez de agarrar a Diego, agarra al otro. Me quiero morir, me quiero morir" -le decía a otro ayudante sentado en el banquillo.
El técnico continuó vociferando: "¡Los de colorado son nuestros. Los de colorado son nuestros!". El masajista se sienta en el banco y Bilardo le sigue recriminando: "¿Cómo vas a atender al otro? Qué carajo me importa. Pisalo. Pisaaalo. Al contrario, pisaaaalo".
Hombre, fuera de lo que es la agresión al bueno de Albistegui, yo me quedo con lo gracioso de la situación, en especial cuando el último "pisalo" se lo dice en el oído a Domingo con un odio acumulado fruto de la impotencia de la derrota.
Cualquiera le tocaba a su querido Maradona, y el que lo haga... ¡pisalo, pisaaaalo!. |
- Según una entrevista concedida por el masajista del Sevilla a "La Voz de Galicia", "El lance se produce muy cerca del banquillo. Yo salgo porque Diego (Maradona) está en el suelo pero, cuando llego, veo que ya se ha incorporado y me encuentro a un jugador del Dépor sangrando. Ni lo pensé. Lógicamente, me puse a echarle una mano mientras llegaban las asistencias de su equipo". -explicó Domingo Pérez.
El trabajador sevillista da todo un ejemplo de deportividad, todo lo contrario que Bilardo, un grandísimo entrenador, aunque demasiado fanático y malperdedor. No obstante, debemos quedarnos con que fue una simpática anécdota más de nuestra querida Liga Española, aunque no un ejemplo a seguir.
Aquella historia se sigue recordando con el paso de los años. Su tema musical, el "Pisalo, pisalo, pisalo", ha servido como cántico para algunas aficiones de la Liga Española. Esa fue la repercusión que alcanzó la última obra de Carlos Salvador Bilardo, quien ya reconoció en una entrevista que posee anécdotas de Sevilla como para escribir un libro.
Aquí no mostraremos ese libro. De momento nos conformaremos con revivir aquel incidente en Riazor y la ira desatada del técnico argentino. Genio y figura.
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