domingo, 6 de diciembre de 2020

De moda: Etrusco, un balón especial.


- Sí, los balones también hacen moda, y pocos la marcaron tanto como lo hizo el Adidas Etrusco Unico, ese esférico que tanto marco mis tiempos mozos. Tuvo el honor de ser la pelota oficial del Mundial de Italia 90, teniendo continuación en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 y la Euro de Suecia 92.
Es decir, este balón hizo campeones a Alemania, España y Dinamarca en las diferentes competiciones que causó tendencia. Pocos objetos redondos como este han podido tener tanto protagonismo en cuestión de cuatro años.

Expliquemos un poco su historia. El Etrusco fue el primer balón de la historia formado con una capa interna de espuma negra de poliuretano, lo que le convertía en un cuero altamente impermeable, más rápido y más ligero.

¿Por qué nos daba la sensación de que era un balón heleno cuando fue una idea de la escuela italiana con motivo del Mundial de 1990?. La razón no es otra que la inspiración en la historia antigua italiana y la influencia del pueblo toscano de los etruscos.
La poderosa compañía alemana de Adidas pensó que sería buena idea honrar el mundial italiano y unos Juegos Olímpicos con una pelota que representase fielmente la tradición grecorromana. Su nombre y forma no dejaba lugar a dudas.

El esférico tenía unas figuras de tres cabezas de león etruscas que adornaban cada una de las veinte tríadas que daban vuelta al cuero. En 1989 ya se había gestado esta gran obra de una empresa como Adidas, la cual ya poseía un prestigio indiscutible. 

Tan buena resultó la idea de lanzar este balón, que Adidas fabricaría una réplica original del Etrusco, la que fue denominada "Etrusco Primo". Ésta contaría con el mismo material que su antecesor, con la única diferencia de que el nuevo miembro de la familia toscana llevaría los bordes en color azul.
El plan sería todo un éxito, pues los grandes almacenes de juguetería, tiendas de deporte y demás ramales se forrarían a vender balones como churros. Tanto el primer Etrusco como el segundo, aportarían grandes ventas a la compañía de las tres rayas.

Por la calle, en el colegio o en las canchas de fútbol, los jóvenes de aquella lejana década de los noventa nos acostumbramos a ver el famoso Etrusco rodando de un lado a otro. La moda del nuevo juguete deportivo arrasó de forma brillante.

Ahora cuento mi experiencia personal. El primer balón original que tuve yo fue el Tango, aquel que sirvió como objeto a patalear en los Mundiales de Argentina 78 y España 82 y que también llegaría a marcar tendencia.
Pero el Etrusco era el que mayor satisfacción causó en mi, pues llegué a tener incluso tres figuras originales. La primera era la de bordes negros, y las dos siguientes serían las de bordes azules, el primo directo de aquella histórica bola.

El Etrusco sirvió como principal herramienta del Mundial de Italia, los JJ.OO. de Barcelona y Suecia 92.


- Lo más atractivo de aquel añorado esférico era la suavidad que tenía, daban ganas hasta de dormir con él... bueno, reconozco que alguna vez lo hice. Aún más me sorprendió que su material era difícil de erosionar, es decir, el Etrusco tardaba una barbaridad en picarse, y eso que la mayor parte de las veces jugábamos en canchas de cemento.

Si por algo perdí mis tres amados ejemplares del Etrusco fue por hurto y, en otras dos ocasiones por pérdida; una de ellas por descuido y otra por una presunta encajada de balcón. Y digo presunta porque nadie respondió en aquel piso, tal vez porque decidieron adoptar tan preciado tesoro.
Pasó el tiempo y acabaron los torneos en los que el Etrusco no se cansó de chupar cámara, pero en la calle seguíamos viendo miles de ejemplares. Si hubo un balón importante en la vida de cualquiera de mi quinta, ese fue el Adidas Etrusco Unico.

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