De moda: Celebraciones al son de una trompeta.

- Toda celebración suele llevar un protagonista destacado. Los hay que cantan, que capean con una bandera nacional o regional y a otros les hemos visto bailar. Pero creo que nunca se ha visto a un futbolista tocar la trompeta en cada gesta de su equipo, y Asier Villalibre es el que da la nota (en el sentido musical) para el Athletic de Bilbao.

No es que el de Gernika haya probado con un curso CCC, ni tampoco se quedó a medias en clases de trompeta de un conservatorio. Su historia es más simple de lo que creéis, pues todo nació por simple curiosidad.

Asier tiene un amigo en su cuadrilla que suele tocar la trompeta en "txarangas", normalmente en fiestas patronales. Al delantero le entraría el gusanillo por hacer sonar aquel instrumento de viento, y le dio por hacerlo de forma espontánea.

Tampoco es que sea Louis Armstrong, pues ya se le ve que tiene ciertos desafines a la hora de tocar. Aún así, el chaval no lo hace nada mal, y para ello tuvo que dar clases con su colega durante sus ratos libres.

De esta manera, un día escondió su brillante trompeta en el vestuario, ese instrumento con el que ya sorprendería a sus compañeros de equipo antes de que lo captasen las cámaras y la cosa se hiciera viral.

Para vivir ese momento hay que trasladarse al mes de marzo de 2020, justo antes de que la pandemia mundial empezase a surgir por España para amargarnos a todos la vida. Pues bien, ese día, el Athletic de Gaizka Garitano tendría que superar la semifinal de Copa del Rey ante un Granada que tendría todo de cara durante el transcurso del partido.

Con 2-0 en el marcador para el equipo nazarí, el conjunto bilbaíno necesitaba un gol que les metiese en la final. No quedaba mucho para el pitido final cuando, de forma milagrosa, Yuri Berchiche haría un golazo que desataría la locura musical.

En aquel vestuario de Los Cármenes es donde Villalibre ofrecería su primer "concierto", que lejos de buscar la intimidad, sería la gran atracción de aquel pase a la final para los rojiblancos, que aquel día vistieron de verde esperanza. 

El de Gernika se arrancó con una melodía muy popular que se canturreaba por un San Mamés que no se ha vuelto a ver lleno por el Coronavirus, ese "Lo, lo, lo, lo, lo... Athletic Club", que el delantero tan bien "sopló" delante de sus compañeros.

El "Búfalo" celebra el segundo tanto de la Supercopa de España que ganaría su equipo.

- La simpática imagen se empezaría a ver por todos los telediarios y otros programas deportivos, con los jugadores casi en paños menores celebrando ese pase a la final con la trompeta de Villalibre como son protagonista.

El atacante aparcaría un tiempo su instrumento, pues las cosas se pondrían severas durante el inicio del curso 2020\21. Tan chungas se tornaría la situación, que Garitano, dejaría libre su posición de director de orquesta, la que Marcelino García Toral ocuparía para seguir ofreciendo otros merecidos conciertos.

Asier desempolvaría el estuche donde supongo que guarda su trompeta, y no es para menos, pues con el asturiano en el banquillo tendría que prepararse para dar más ritmo a un Athletic enchufado. Tras vencer al Madrid en la semifinal de la Supercopa de España, los rojiblancos se verían obligados a solicitar la gran celebración melódica.

Asier Villalibre ya se acostumbró a tocar la trompeta en cada gesta de su Athletic.

- Pero el show debería continuar, parafraseando al gran Freddie Mercury, y no habría mejor escenario para dar un concierto que La Cartuja sevillana, acostumbrada a otros espectáculos de un Sevilla muy ganador.

Los de Marcelino no solo vencerían al Barça en la final. Por si fuera poco, los vascos remontarían por dos veces un resultado adverso que reservaría el toque de trompeta... pero los goles de Iñaki Williams y el músico rojiblanco harían que toda Bilbao se menease con el ritmo de la trompeta del "Búfalo".

Tiene pinta de que los "zurigorri" pidan más marcha aún, pues además de que queda pendiente la final de Copa contra la Real Sociedad, ya se van a cercando a las semifinales de la siguiente edición. Veremos si las vacunas nos dan el permiso de bailar en la calle libremente con el son que despide la trompeta de Asier.