- Ayer os hablé de una de las mayores estrellas de la Premier League que se le iba más la olla que a Andrés Pajares en un convento, Éric Cantona. Pues el protagonista de hoy para nada desmerece. Todos le conocéis. Es Robert Bernard Fowler, una de las perlas destacadas del fútbol inglés que jugó para clubes como Manchester City, Leeds United, Blackburn Rovers,... incluso jugó en Australia y Tailandia.
Pero el club donde más destacó, teniendo dos etapas diferentes, fue en el Liverpool, "The Reds", el equipo de The Beatles. Allí fue un ídolo durante toda una década, en las buenas y en las malas, y también en las polémicas.
Hoy quiero recordar una imagen que dio la vuelta al mundo, un asunto que trajo cola... o más bien coca. Fowler creó una de las celebraciones más originales y lamentables del mundo del balompié. A este capítulo de su vida yo lo llamo "The Sniff Fowler".
Este jugador lo ha tenido todo. Es de los que gozaban de un gran prestigio internacional, un hombre que se bañaba en billetes y se los gastaba en todo aquello que exigía una buena noche de juerga. Es por ello que su círculo de amistades fue bautizado como "Los Spice Boys", pues se creyó erróneamente que Robbie salía con la cantante de "Spice Girls", Emma Bunton.
Stan Collymore, David James, Redknapp y Mc Manaman era ese círculo de confianza con el que Fowler solía quemar la Liverpool en sus locas salidas nocturnas. De ahí a que los hooligans rivales aprovechasen para meterse con él en cada visita.
Precisamente eso le ocurrió el 3 de abril de 1999, en el derbi de Merseyside ante el Everton. La hinchada rival que se había desplazado a Anfield le quiso amargar la tarde al delantero inglés, que durante el calentamiento e inicio del partido había soportado diversos insultos, pero parece que el que más le dolió fue el de "drogadicto".
Aquel día Robbie hizo dos goles para ayudar a su equipo en una trabajada victoria por 3-2. Sin embargo, el crack de los "Reds" no daría que hablar por sus goles, sino por su polémica celebración dedicada a los "Blues".
Minuto catorce, y el colegiado señala un penalti que lanzaría magistralmente Fowler. Éste bate a Thomas Myhre, y ni corto ni perezoso se dirige a la afición del Everton para gatear sobre la línea de fondo simulando que está esnifando la raya del campo.
No una, si no dos veces hace la curiosa maniobra de ponerse ciego de cal, con tirita nasal incluida, para así aspirar mejor. Sus compañeros tratan de eludir la celebración del atacante, especialmente Steve Mc Manaman, que ya parecía asimilar que a su compañero le iba a caer la del pulpo.
- Como era de esperar, la FA acabaría actuando en contra del jugador, imponiéndole una multa económica y una suspensión de cuatro partidos. Robbie Fowler dio explicaciones en cuanto a su comportamiento y aclaró que la afición del Everton le había tildado de drogadicto, de ahí que respondiese con dos goles y una celebración para la historia que le hizo ganarse incluso a los hinchas rivales.
Son estupideces que le ocurren a futbolistas que lo tienen todo, aunque este hombre también tenía su corazoncito. Y si no que se lo digan a David Seaman, quien una vez derribó al delantero dentro del área y éste trató de convencer al árbitro para que no lo pitase. Incluso marró el penalti, no sé si fue a posta o no.
Pues eso, Robbie Fowler nos ha enseñado muchas maneras originales de celebrar un gol, pero como esta ninguna. Para que no quede en el olvido, repasemos una vez más la esnifada del nueve inglés, que no tiene desperdicio.
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