viernes, 8 de junio de 2018

El personaje: Carlos Salvador Bilardo.



- Hace unos meses recordábamos una historia sobre este inolvidable entrenador que en su día también fue un sensacional jugador. Rememoramos su "Pisalo" cuando tuvo un breve paso por la Liga Española como técnico del Sevilla, pero ahora debemos retroceder unos años atrás para recordar otra de sus locas historias.

Estamos a menos de una semana para que se inicie otra nueva edición de la Copa del Mundo. Hace 32 años conquistó su primer Mundial con Argentina en México 86, y a punto estaría de repetir la hazaña cuatro años después, en Italia 90.
Nuestra siguiente historia nos traslada a un domingo 24 de Junio de 1990. En los octavos de la competición nos deparaba un interesantísimo Brasil-Argentina en el que nuestro protagonista no jugaría limpio, aunque no lo confesaría hasta catorce años después.

- El partido fue duro y el calor apretaba demasiado. Los brasileños decidieron refrescarse en una jugada detenida, y el masajista de Bilardo, Miguel Di Lorenzo, ofreció agua a los rivales en lo que parecía ser un gesto de solidaridad y deportividad. Entonces entraron al campolos auxiliares con varios bidones y botellines de agua, diferenciados por colores, que en su interior portaban una sustancia que producía somnolencia.
Solo un jugador brasileño mostró su malestar sobre el terreno de juego. Claudio Ibrahim Vaz Leal, al que mejor conocemos como "Branco", denunció el hecho nada más terminar el partido. El zaguero se sintió mal, mareado, con náuseas y dolores. Nadie quiso hacer caso de las quejas del brasileño, por lo que el balón seguiría rodando hasta finalizar la Copa del Mundo.
Brasil quedaría eliminada por un gol de Claudio Caniggia, que aprovechó una genial jugada de Maradona para establecer el 1-0 definitivo aquella tarde de Turín. La selección carioca caería eliminada y muchos jugadores suyos ignorarían por entonces la jugada maestra del "Narigón".

El incidente saldría a la luz pública catorce años después, en los últimos días del año 2004. El propio Carlos Bilardo reconoció ante los medios de su país que durante aquel clásico enfrentamiento "había hecho trampitas".

La noticia, como es obvio, empezó a hacerse viral. Bilardo admitió que mandó al masajista de la selección que pusiera el tranquilizante Royphnol (usado en medicina psiquiátrica) en una botella de agua y la repartiera entre los jugadores de Brasil en el parón de un tiro libre durante el primer tiempo.
El también llamado "Doctor" por algunos, aquel día quiso ejercer de doctor malo, y parece que la jugada le saldría bien, algo que también reconocería su pupilo Óscar Ruggeri en un viaje en el que coincidió con el brasileño Branco.

El caso es que ya nadie puede devolverle a Brasil su sitio en los cuartos de final de aquella cita mundialista que nos regaló uno de los duelos más disputados, solventado con una estrategia que no debería tener sitio en el mundo del deporte rey... pero ahora ya pasó.

Momento de refresco de los jugadores brasileños en el que serían contaminados con "el agua de Bilardo".

- Tampoco le serviría de mucho a los pupilos de Bilardo, que se plantaron en la final de la Copa del Mundo para toparse con la poderosa selección alemana de los Lothar Matthäus, Jürgen Klinsmann, Rudi Völler y Bodo Illgner entre otros.
Aquella escuadra alemana, entrenada por el gran Franz Beckenbauer, marcaría el único gol del partido a falta de tres minutos para la conclusión de la final. Fue por medio de un penalti ejecutado por Andreas Brehme.

Fue como si Argentina fuera castigada por la pillería de su entrenador, pero de eso no se supo nada hasta que el ilustrísimo Carlos Bilardo lo reconoció. Ante los alemanes no hubo líquido maligno o pócima que les impidiese hacerse con el título mundial.

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