miércoles, 16 de diciembre de 2020

El personaje: Luis Fernández.



- Quedó en Bilbao como un gran profesional de los banquillos y un ser simpático que se ganó a la exigente afición de San Mamés. Fue algo insólito ver a alguien en La Catedral simulando el arte del toreo con la ikurriña, como si fuese una capa. Pero es algo normal, si tenemos en cuenta que Luis Miguel Fernández Toledo es de sangre andaluza.

Nació el 2 de octubre de 1959 en Tarifa (Cádiz), aunque en su trayectoria como futbolista optó por representar a la selección francesa, con la que conquistó la Eurocopa de Francia 84 y participó en el Mundial de México 86.

Casi toda su juventud la vivió en el país vecino, pues sus padres se instalaron en Lyon cuando él tenía ocho años de edad. Entonces le dio por dedicarse al fútbol, pasando de jugar como defensa o pivote en equipos como el Paris Saint Germain, R.C. París o Cannes.
Concluyó con su carrera como futbolista en 1993, y a partir de entonces es cuando se experimentó en los banquillos, empezando en la ciudad de Cannes y siguiendo por el PSG, del que se haría cargo en la campaña 95\96.

A Bilbao llegaría en 1996, para hacerse cargo de un Athletic que ya sumaba más de una década sin cosechar títulos. En su nueva era, parece que el club rojiblanco se conformaba con clasificarse para competiciones europeas.

Y eso es lo que lograría Luis Fernández como entrenador del Athletic, al que en la campaña 1997\98 logró dejarlo subcampeón de Liga por detrás del Barça, lo que supondría su histórica participación en la Champions League.
Dirigió un buen vestuario, con los Julen Guerrero, Aitor Larrazabal, Joseba Etxeberria, Ismael Urzáiz y Josu Urrutia. Hizo de aquel equipo un incómodo rival para muchos, demostrando una gran habilidad para dirigir los partidos.

Hizo una fantástica labor con el equipo vasco durante sus cuatro años de estancia en Bilbao, algo que no podría realizar en sus siguientes pasos con el Paris Saint Germain, Espanyol o Betis, con los que no fue tan superior como en San Mamés.

Entre medias tuvo la experiencia de entrenar en Qatar e Israel, a equipos como el Al-Rayyan y Beitar Jerusalén. Tras su etapa como director del banquillo del Real Betis se acabarían sus experiencias en el fútbol más competitivo.
Después lo intentaría nuevamente en Francia con el Reims, hasta aceptar dirigir por vez primera a selecciones de fútbol como la de Israel o Guinea. Desde 2016, "Luisfer" no ha vuelto a ejercer en los banquillos.

Le llamaban "Machote" por esa gracia con la que se dirigía a sus pupilos o a los diferentes medios deportivos. Con un acento mezclado entre lo andaluz y francés, el de Tarifa solía soltar un simpático ¡"Mashote"!.

Luis Fernández capeando con la ikurriña celebrando el pase directo a la Champions. 


- Yo, la verdad, es que nunca le vi una pizca de gracia. No me caía tan simpaticón como otros profesionales de este deporte. Quizás me cansaba demasiado su personaje. Lo que es evidente, es que Luis era un gran entrenador, o al menos eso demostró en su dulce estancia en el Athletic de Bilbao.

Cierto es que daba mucho juego en cada rueda de prensa que ofrecía, pues no se quedaba corto en palabras a la hora de defender lo suyo contra todo aquello que tratase de criticar su buen trabajo con el Athletic. Al menos en tierras vizcaínas lo hizo realmente bien. Eso sí, a ese sentido del humor nunca le pillé la gracia. Me quedo más bien con sus alocados gestos por la banda, celebrando o lamentando todo lo que ocurría a ras del verde.

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