- Personaje de personajes, un hombre que veló por el Real Betis durante diez años de su mandato que casi le cuestan la salud. Sin embargo era un tipo que daba la cara ante los medios, de los que no huían de la polémica alzando la voz y expresándose a su manera.
La falta de cultura le ha hecho cometer ciertos errores en público que han causado risotadas entre los medios y la gente apasionada por el fútbol. Aún así, Lopera ha aportado mucho al fútbol español durante el cambio de siglo.
Manuel Ruiz de Lopera y Ávalos nació el 13 de agosto de 1944 en su querida Sevilla. Exitoso empresario nacional, Lopera ingresó en la directiva del Real Betis Balompié a comienzos de los noventa para ejercer en la vicepresidencia con Hugo Galera Davidson a la cabeza.
Mediante Farusa (Familia Ruiz Ávalos S.A.), se convertiría en el accionista mayoritario con un 51%, lo que implicaría la toma del cargo de presidente para iniciar una dorada etapa para el equipo bético en la que Manuel sería la cabeza visible.
Siempre mostrando su pasión por el Betis, este hombre aportaría todo lo necesario por contentar al beticismo. Crearía un poderoso equipo que, además de ganar la Copa del Rey en 2005, daría mucha guerra por las competiciones europeas.
Lopera ficharía a un jugador de talla mundial como Denilson. "Hemos fichado a un jugador que para que nos lo quiten tienen que cerrar un banco" -diría el máximo mandatario bético cuando presentó al crack brasileño.
Mientras el Betis competía con los más grandes durante la década de los noventa, el presidente verdiblanco defendía su "clusz" como buenamente podía, bien fuera tratando de "traer un buyoslago" internacional, como enfrentándose ante las cámaras a los demás directivos de las diferentes entidades españolas.
Y es que Manuel dejaría innumerable de anécdotas dentro y fuera de los despachos, haciendo gala de una insuficiente cultura que tantas risotadas ha generado en el mundo del balompié. "¡Siempre con el mimbrete del clusz, zenore!".
Frases divertidas ha dejado muchas, demostrando hasta la muerte que su sentimiento por el Betis era infinito, y es que ya lo aseguraba Manuel Ruíz de Lopera: "Yo soy diabético, es decir, dos veces bético".
Sus colores verdiblancos era lo que más le importaba, lamentando malos momentos y disfrutando de los mejores compitiendo incluso en la Champions League. La afición del Benito Villamarín gozaba de un equipo sorprendente que era capaz de medirse con cualquiera, ya sea el Real Madrid, Arsenal, Bayern de Munich o el mismísimo "Gerundín", como hacía referencia Manuel sobre el Girondins de Burdeos.
Para él su Betis era lo mejor, pues como dijo en alguna ocasión: "¡Quien no quiere ar Beti no quiere ni a su pae, ni a su mae ni a ná en er mundo!". Tampoco se cortaba con los árbitros, quienes le trajeron muchos dolores de cabeza.
Lopera junto a Denílson de Oliveira en el día de su presentación con el Betis. |
- Su relación con la "entitusió" bética tocaría a su fin el 30 de junio de 2006, momento en el que cedería su cargo a José León. Aún así, el célebre ex-presidente seguiría ejerciendo en la sombra ante cualquier problema que amenazase la salud de su club.
Aquel estadio que se acostumbró a notar su presencia en el palco, pasaría a denominarse "Estadio Manuel Ruiz de Lopera" en honor a él, aunque con el paso del tiempo se recuperaría al verdadero Benito Villamarín.
Manuel Ruíz de Lopera, siempre luchador, acabaría siendo condenado por delito contra la Hacienda Pública, lo que conllevó una serie interminable de líos en torno a su persona, aunque no el olvido de su figura. Lo que nunca se podrá negar es su enorme sentimiento hacia el club de sus amores. "¡Musho Betis!".
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