lunes, 7 de diciembre de 2020

¿Te acuerdas del "Caso Bosman"?


- Gracias a nuestro siguiente protagonista, es posible que hoy podamos ver a Lionel Messi, Antoine Griezmann, Frenkie De Jong y Miralem Pjanic en un mismo equipo, o que hayamos podido ver a aquel Madrid de los "Galácticos" repleto de estrellas internacionales.
Hoy en día es posible ver más de tres jugadores de diferentes nacionalidades en el terreno de juego. Es más, todo club podría componer dos alineaciones formadas por jugadores foráneos siempre y cuando no supere el número de extracomunitarios. 

Lo cierto es que hubo clubes que al menos llegaron a contar con una plantilla de más de quince extranjeros, así como clubes como el Athletic de Bilbao se resisten a cruzar fronteras para formar un equipo. Para lo demás, existe la nacionalización.

Todo esto es posible desde mediados de los noventa. Hasta entonces, los clubes de todo el planeta tenían que ingeniárselas para conformar un equipo en el que no se rebasaran las plazas permitidas de extranjeros. El máximo era por entonces de tres.
El causante de que la normativa se modificase escandalosamente fue el belga Jean-Marc Bosman, un futbolista que tuvo un prolongado contencioso a través de los despachos con el R.F.C. Liège, entidad que acabaría denunciado ante la Federación Belga de Fútbol y la mismísima corporación de la UEFA.

Bosman había negociado su incorporación al USL Dunkerque francés, la cual no prosperaría por un desacuerdo en la cláusula con la empresa de Lieja, la que mantendría al futbolista alejado de los terrenos durante un buen tiempo.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictaría una sentencia en la cual declaraba ilegales las indemnizaciones por traspaso y los cupos de extranjeros cuando se aplicaran a ciudadanos de la Unión Europea (UE).
A partir de aquel 15 de diciembre de 1995, muchas cosas cambiarían, pues todo futbolista europeo sería considerado comunitario (siempre y cuando formase parte de la UE) podría negociar su marcha a cualquier equipo que formase parte del territorio legal europeo.

Todas las ligas del reino europeo se pondrían patas arriba, especialmente la española. Los diferentes clubes se aprovecharían de la nueva "Ley Caso Bosman" para reforzar sus respectivas plantillas con jugadores de otros países comunitarios, ya fueran ingleses, italianos, franceses, belgas, alemanes, suizos... etc.

La cosa sería ya un cachondeo con el nuevo "Caso Ígor Simuténkov", que abriría más fronteras de Europa, incluso de países que ni siquiera pertenecían oficialmente a la Comunidad Europea. De esta manera, además de los tres jugadores considerados extranjeros, cada plantilla podría contar con innumerables jugadores europeos o con pasaporte, lo que extendería el reglamento de procedencia a gran parte de la Europa del Este.

Jean-Marc Bosman cambiaría la historia del fútbol tras ganar su caso en 1995.


- Como se suele decir: "hecha la ley, hecha la trampa", y a todo esto se uniría la cómoda forma de nacionalización para jugadores de todo el mundo. Es decir, mediante unos papeleos, un dinero y con un beso a la nueva bandera, cualquier futbolista residente en el país durante algunos años formaría parte del selecto grupo de los comunitarios. 

Al principio costó  acostumbrarse a ver tantos cambios en tan poco tiempo, a día de hoy casi ni nos preguntamos si un jugador de Perú, Brasil, China o Australia, tiene derecho a jugar en un equipo dependiendo de su nacionalidad. 

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