martes, 22 de diciembre de 2020

¿Te acuerdas de aquella tregua de fútbol por Navidad?



- Hoy cumplimos los 100 artículos en Fútbol Sin Tapujos, y aprovechando las fechas navideñas, vamos a narrar una historia que concuerde con estos tiempos de festividad. No voy a sorprenderos con un bello cuento de Navidad, pues aseguro que el siguiente relato es tan real como la vida misma.

Apartemos el telón humorístico y pongámonos romanticones con el fútbol para conocer una historia insólita en el mundo del deporte. Algunos la llamaron "La Tregua de Navidad", conocida por el increíble parón en plena Primera Guerra Mundial para dar paso a la época de paz. La gran solución para limar asperezas sería jugar un partido de fútbol

- Dudo mucho que nadie pueda recordar aquel acontecimiento, pues ya han transcurrido más de cien años. Sin embargo, hay cartas y escritos que mantienen la veracidad de aquel sorprendente hecho que ocurriría en el día de Nochebuena de 1914.
El fútbol sería el medio pacificador de una de los más crueles conflictos que se recuerdan. Todos sabemos que el 28 de julio de aquel año en cuestión, se iniciaría a la que denominaron "La Gran Guerra", aquella cuyo foco de atención tuvo lugar en el continente europeo. Británicos y alemanes darían ejemplo en una interminable batalla al mostrar caballerosidad, ya que otrora, también se dejaban influir por ese espíritu navideño del que tanto se habla.

Se dice que en aquella víspera de Navidad, soldados y oficiales germanos comenzarían a adornar su campamento con escasos medios para crear un ligero ambiente navideño que se asimilaría más gracias al gélido clima que se concentraba en aquellos campos de lid. De repente, entre el pelotón alemán se empezaría a escuchar un cásico villancico de estas fiestas, el "Stille nacht, heilige nacht", lo que también conocemos en inglés como "Silent night" o en español "Noche de paz, Noche de amor".

Los miembros del ejército británico escucharían los cánticos enemigos, que desde luego no simulaban ser cánticos aguerridos, sino más bien lo contrario. Ante la copiosa caída de nieve, pocos imaginarían que aquel día se cambiarían armas por un balón, el que un oficial escocés portaría en sus brazos para dar inicio a un partido de fútbol.

En un escrito del sargento británico Bernard J. Brooks se puede conocer aquel momento de incredulidad en el que las trincheras alemanas pasaron a convertirse en una verbena para todos los allí presentes. "Encendieron fuegos fuera de su trinchera, se sentaron alrededor y empezaron un concierto" -reza la carta del oficial inglés.
Johan Niemman, oficial germano, explica en otro telegrama como de repente aparecía aquel balón que serviría de medio recreativo para ambos escuadrones. Las porterías se improvisarían con cascos de oficiales.

Aquel partido entre grupos de infantería británicos y alemanes, tendría inicio en los campos fríos y nevados de Ypres (Bélgica), el partido más insólito que se ha disputado en el deporte rey, el de "La Tregua de Navidad".

No fue el típico encuentro ante los brillos de las cámaras y con un estadio a rebosar. No se escucharían los modernos cánticos estudiados por los diferentes aficionados. Aquel mágico día de pascua, un terreno húmedo y resbaladizo serviría de cancha, los ojos de los demás soldados serían las cámaras y al mismo tiempo ejercerían de hinchas entusiasmados por un momento de paz y diversión que la Navidad les regalaría.

Se cuenta que el balón dictaminaría la duración del encuentro. Aquella pelota fabricada a base de cuerdas y trapos se iría desintegrando hasta que los jugadores -amateurs en su mayoría- ya no tenían a qué pegarle patadas. El encuentro no excedería de una hora.

En los campos helados de Ypres (Bélgica), ingleses y alemanes celebraron su partido navideño.


- Como lo más importante siempre parece ser el resultado, os diré que aquel choque entre agentes bélicos se resolvería con 3-2 para el ejército alemán, corroborado por las distintas cartas que publicaron los mandos de ambos escuadrones.
Siempre se parafraseó aquello de "lo importante es participar". Más que nunca, y en este caso, la frase gana mayor sentido que nunca, pues pese a la derrota británica, lo más enternecedor de esta guerra sería aquel partido que daría inicio a la Navidad de 1914.

Existen libros y películas sobre "La Tregua de Navidad". Quedaría todo mejor si aquella Primera Guerra Mundial no hubiera continuado hasta 1918, pero ya sabemos como se las gastan aquellos que abusan del poder. No obstante, nunca se pudo combatir en aquella Navidad de 1914, pues el fútbol saldría vencedor. ¡Feliz Navidad a todos!.


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