- El cambio de milenio no fue nada bueno para los intereses de un Atlético de Madrid acostumbrado a competir contra los grandes. La afición colchonera tuvo que lamentar un histórico descenso a Segunda División. Ni Radomir Antic, director del doblete cuatro años atrás, podría cambiar el rumbo de un equipo condenado al descenso.
La directiva del club, encabezada por Jesús Gil y Gil, trató de motivar a una afición dolorida por aquel dramático acontecimiento, utilizando aquel tan sonado eslogan publicitado que rezaba: "Un añito en el infierno".
Con Zambrano de entrenador -quien ya había acabado el curso anterior en el banquillo del Vicente Calderón- , el Atleti iniciaría el curso 2000\01 con la esperanza del rápido retorno, con Kiko Narváez como gran referencia de ataque y otras estrellas como Salva Ballesta, el uruguayo Correa y un jovencísimo Fernando Torres.
El añito en el infierno sería una quimera. Kiko acabaría el curso sin hacer goles, el equipo se mostraría bastante flojo y ni Marcos Alonso o Cantarero sabrían hacerlo mejor que el interino Zambrano. El curso sería un desastre.
Al Atlético le aguardaba otro inesperado año en el infierno de la Segunda División, aunque en una maniobra de inteligencia, el club llamaría a una leyenda rojiblanca para dirigir el banco de Manzanares: Luis Aragonés.
El de Hortaleza dirigiría la nave rojiblanca con esa dureza que se precisaba para alcanzar el objetivo. La solución pasaría por darle minutos a un "Niño" Torres muy fresco y con sed de triunfo y planear un equipo competitivo que contaría con jugadores como Jovan Stankovic, Diego Alonso, Txomin Nagore y el "Mono" Burgos, entre otros.
Aquella plantilla con mezcla de expertos y la joven calidad de Torres debería devolver al equipo a la máxima categoría, y los rojiblancos se mostrarían muy serios, ya sin Kiko en nómina, afrontando el final de su carrera en Extremadura.
Aquel equipo que se había acostumbrado a ganar títulos y competir contra clubes de su talla como Barça o Madrid, o algunos de moda como un "Superdépor" y Celta, se vio luchando de igual a igual contra entidades de menor rango como Xerez, Eibar, Badajoz, Leganés, Burgos o Poli Ejido.
Los de Luis Aragonés se verían obligados a cumplir con la firme exigencia de su entrenador, dispuestos a competir en una liga de 42 jornadas en las que no podrían volver a fallar por el bien de la entidad rojiblanca.
El uruguayo Diego Alonso ejercería como goleador, anotando 22 dianas y las seis que aportó Fernando Torres. El veterano zaguero Aguilera estaría a la altura con 8 tantos, el que sería la gran sorpresa de aquella campaña 2001\02.
Entonces sí, el Atleti del "Sabio de Hortaleza" sería el del añito en el infierno, es decir, el que haría los deberes de un anterior equipo que no supo estar a la altura de las circunstancias, o al menos de lo que ejercía aquel popular dicho publicitario.
Kiko Narváez no sumaría ni un solo gol durante aquel año en el infierno. |
Como bien sabemos, finalmente fueron "dos añitos en el infierno", y no fueron más gracias a un gran conocedor de este deporte como Luis Aragonés, quien depositó toda su confianza en una plantilla que alcanzaría su meta en el final de aquella primavera de 2002.
Merecido por su hazaña, Aragonés continuaría dirigiendo al equipo en su regreso a la máxima categoría, aunque un año después sería suplido por Gregorio Manzano. Al menos se consiguió el objetivo, y el Atlético sigue en Primera después de casi dos décadas.
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