miércoles, 27 de enero de 2021

El personaje: Manuel Díaz Vega.

 



- Muchos le etiquetaron como uno de los mejores árbitros en la historia del fútbol español,... no puedo estar en mayor desacuerdo. Quizás quieran adornar su carrera con una prestigiosa fama, su condecoración internacional o la seguridad con la que dirigía los encuentros. Sin embargo, Manuel Díaz Vega era uno de esos colegiados a los que yo caracterizaba de tarjeta fácil.

Trece años de carrera, con 203 partidos y 70 internacionales. Empleado del sector bancario, Don Manuel pertenecía al comité asturiano, ya que nació el 1 de septiembre de 1954 en la localidad asturiana de Godán, Salas (España).

Ejerció durante diecisiete años como director técnico del Comité Técnico de Árbitros, máximo organismo del arbitraje en España. El  6 de junio de 2018 dejaría este cargo en el que no sé muy bien pudo hacer,... ni me importa.
Comenzó en esto del arbitraje a mediados de los setenta, debutando en la segunda categoría del fútbol nacional en 1983, tardando solamente cuatro años en aparecer en Primera División, ya dispuesto a liarla como solo él sabía hacer.

Dirigiría su primer partido en la alta división un 29 de agosto de 1987, cuando estaba a un par de días de cumplir los 33 años. Acudió a San Mamés para llevar un choque entre Athletic y Mallorca, en el que los vascos se impusieron por 2-1.

Al principio no quiso hacer mucho ruido, posiblemente ejerciendo de la mejor manera hasta que la fama se le subió a la cabeza. Ya en la campaña 90\91, el asturiano destacaría por sus siete expulsiones ligueras y un alto promedio de tarjetas amarillas.
La figura del Díaz Vega abusón y autoritario empezaría a emerger. De pronto se empezaría a gustar a sí mismo, mostrándose bastante dictatorial y sin amigos en el campo... bueno, dependiendo de la grandeza del club. 

Haciendo gala de una de las mayores arrogancias jamás vista en una cancha de fútbol y siempre repeinado como si fuera a una boda, pronto empezaría a ganarse una fama internacional que se le subiría aún más a la cabeza.

No obstante, cuanto más popular se hacía, más la cagaba con sus decisiones. Aún no se me olvida el daño que le hizo al Celta en un partido de liga frente al Sevilla en Balaídos. Los celestes, que habían empezado el encuentro ganado, vieron como se les escapaba el encuentro a causa del mal arbitraje de Díaz Vega.
El colegiado expulsaría a cuatro célticos y montaría un tremendo show que acabaría desesperando al público de Balaídos. El público acabaría montándola, y eso supondría la suspensión del estadio durante dos jornadas. Además, varios futbolistas del Celta deberían de cumplir con una larga sanción por decisión del Comité de Competición.

Recuerdo que hasta su paisano, el periodista José María García, criticaría en exceso la inexplicable actuación de Manuel, quien a partir de entonces sería declarado persona non grata por la ciudad olívica.

Díaz Vega en su salsa, repartiendo tarjetas a diestro y siniestro, y siempre contra el pequeño.


- Aún montaría más escenitas entre sus actuaciones, siempre perjudicando a los rivales más débiles para conservar su ego lo más alto posible. Su fama, increíblemente considerada como buena, le permitiría trabajar en los Juegos Olímpicos de Barcelona (1992), en el Mundial de USA 94 y la Eurocopa de Inglaterra 96.

Dirigió tres finales de la Copa del Rey, dos de la Supercopa de España, una Supercopa de Europa y otra de la Champions League. Se retiraría en el año 2000 y, a  mi modo de ver, lo haría por el bien del fútbol. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

De moda: Gol-Ball.

- Os habréis fijado en cada partido que, a pie de campo, podéis toparos con una especie de urna alta. Pues no es para otro objetivo que para...